En los últimos años Internet ha evolucionado. Ha pasado de ser un entorno usado para la búsqueda de información y entretenimiento a convertirse en un espacio colaborativo, dónde las conversaciones y el intercambio son el fundamento del mismo.

Y en esta realidad se mueven las empresas y los usuarios actualmente. La consolidación de la formación online como medio para adquirir ciertas competencias ha sido fruto de esta evolución.

Los alumnos que se forman en entornos digitales requieren de tutores especializados en estos medios que conozcan las herramientas y sean capaces de guiar al participante en su proceso de aprendizaje. Hay que pensar que el acceso a los contenidos hoy resulta sencillo: Internet, libros y eBooks, páginas especializadas, etc. Por tanto un formador online no solo debe facilitar el contenido a los alumnos sino que es el que aporta valor añadido a esos contenidos y a la forma de trasmitir los conocimientos. Ya no se trata de que el alumno memorice sin sentido, sino que es necesario vincular el conocimiento a su parte práctica y de aplicación en la empresa.

El perfil del formador online debe ser el de experto en la materia, capaz de guiar y gestionar un grupo de alumnos simultáneamente, independientemente de su ubicación geográfica, así como el trabajo en equipo y generar un entorno colaborativo.

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